Derrumbe del puente Morandi: La empresas y negocios luchan por hacer frente a la crisis en Génova, después de 4 meses del colapso. Las tristes familias desesperanzadas no creen que sus vidas volverán a ser las mismas.

El desgarro ocasionado en la ciudad está teniendo serias complicaciones para adaptarse a la pérdida y superar las dificultades. Luca Infantino bombero genovés, confiesa que nunca se imaginó asistir a una tragedia parecida en su ciudad. El hecho de pertenecer al mismo sitio y pensar que pudo haberle ocurrido lo estremece.

La ciudad está dividida desde el 14 de agosto, este mes se pudo apreciar el vacío en las calles de alrededor del puente. Los que vivían allí, tuvieron que desalojar y los negocios debieron cerrar después del trágico derrumbe.

Los residentes que aun quedan, se quejan del vacío de la zona. Sin tiendas, ni muchas personas declaran la profunda huella y tristeza que se siente en estos días festivos.

Un trabajador local llamado Fabrizio muestra el descontento ante el próximo cierre de la empresa donde está empleado. Y es sólo uno de los muchos obreros que en menos de un mes verán cerrada una de las últimas empresas que quedan.

Las pérdidas en las empresas de la ciudad se calculan por una suma aproximada de 400 millones de euros. Es una cantidad bastante difícil de superar para los empresarios locales.

Una de las cosas que mas influyó fue la repercusión logística del tráfico entre el puerto y el resto de Europa. Aunque las autoridades competentes han encontrado vías alternativas.

Por ejemplo, el pasado 10 se dio apertura una nueva autopista que enlaza los transportes pesados a la zona portuaria. Por ella se movilizarán de seis mil a 80.000 vehículos que antes solían cruzar por el puente.

Meses de emergencia

El puerto de Génova ha incrementado su productividad en un 60% durante los últimos años. Por eso se ha consolidado como uno de los mas importantes de Europa. Pero casi 3.000 compañías que operan en el área, temen por el futuro.

El CEO de Spediporto, Giampaolo Botta considera que el derrumbe hizo reestructurar muchos aspectos del negocio. Desde las actividades rutinarias como la circulación por la ciudad hasta la planificación para continuar con el trabajo. Las operaciones dentro del puerto también cambiaron considerablemente.

La ciudad aun se encuentra en el estado de emergencia declarado por el gobierno. Sin embargo, muchos consideran que no será el tiempo suficiente para lograr sanar las heridas de Génova.

El derrumbe del Puente Morandi en Génova provocó la caída al vacío (mayor a 50 metros) de unos doce vehículos. Aunque 43 personas perdieron la vida el resto del edificio sigue allí, como un triste recordatorio de lo sucedido.

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Marco Bucci, alcalde y comisario responsable de la reconstrucción anunció que comenzará la demolición en breve. También promete tener un puente nuevo para finales del 2019. Por otro lado, los investigadores consideran que necesitan mas tiempo para determinar las causas del colapso del viaducto.

Stefano Ballear, el teniente de alcalde considera que la demolición y la reconstrucción son la prioridad para la zona. Positivamente espera que para marzo se inicie la construcción de un nuevo puente. Hace hincapié en acelerar la reconstrucción de la región afectada.

Factor humano

Muchos hogares quedaron abandonados pero sus ocupantes no logran decirles un adiós definitivo. Iris Bonacci invirtió toda su vida en su casa en Vía Porro. Se trata de una profesora de 55 años que no se resigna a que nunca volverá a ser su hogar. Forma parte de las familias desplazadas que ha podido regresar en tres ocasiones.

No soporta la idea de que su apartamento del “edificio gris” que aún está de pie será demolido. Siente rabia, tristeza y dolor sentimientos que psicológicamente la hacen reacia a aceptar la idea.

Según Giorgia Orlandi el área de riesgo está desde el este al oeste del puente y debió ser desalojada. Lo que representó la partida de más de 300 familias que simplemente tuvieron que buscar a donde ir.

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Dato de interés

Las autoridades solo les dan dos horas para entrar a recoger sus pertenencias. Llevan un control de los que han regresado a recoger sus cosas y solo tienen tres oportunidades. Después de eso comprenden que una parte de su vida ha cambiado.

Recoger cosas aparentemente sin valor que guardan algún recuerdo sentimental los hace aferrarse a la vida que dejan.