El confinamiento… buen momento para reforzar los vínculos con los hijos

La crisis sanitaria mundial que se está viviendo actualmente está dando muchas lecciones a la sociedad. Es cierto que muchas personas les toco afrontar la cuarentena en soledad. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística en España 4,79 millones de personas viven solas. Pero otro gran porcentaje son familias o parejas de jubilados.

El confinamiento que ha decretado el gobierno obligó a la sociedad a estar encerradas en sus hogares. Y es momento de aprovechar esos momentos para fortalecer los lazos familiares y aprender un poco más sobre la resiliencia.

Las fatalidades tienen la cualidad de hacer más fuertes a las personas, y dejar salir lo mejor de ellas. Es momento de aprovechar el tiempo que ahora tienen para estar en casa y hacer florecer esas emociones escondidas o reprimidas. Y fortalecer los vínculos con los hijos y la familia.

Tal como lo afirma la pedagoga Eva Bach, “Ante una situación extrema, tenemos dos opciones: podemos venirnos abajo, desesperarnos y entrar en conflicto. O bien aprovecharlo para replantearnos aspectos de nuestras vidas, crecer emocionalmente y tejer vínculos más sanos entre nosotros y nuestra familia. Esto requiere tiempo, un tiempo que ahora sí tenemos”.

El tiempo que nunca se tiene por el trabajo y las múltiples actividades que se realizan fuera de casa, ahora si se tiene y puede disponer de él. Momento para sí mismo y para la familia. Momento de agradecimiento y solidaridad. Momento para aprovechar las lecciones que da el coronavirus y para reflexionar.

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Aprender de la crisis desde el hogar

El estar confinado en casa, le ayuda a cultivar sus fortalezas y habilidades. Se ha aprendido que trabajar desde casa es posible. Sin tener que cumplir con un horario inflexible que en muchas ocasiones hace que se desatienda la familia.

Asimismo, se ha aprendido que el cambio de hábito y la restricción de muchas actividades, han logrado mejorar el ambiente. Ha disminuido la contaminación ambiental y el aire que se respira es más puro ahora, que antes de la crisis ocasionada por el coronavirus.

Muy importante también, es el hecho de que ha logrado despertar en las personas la empatía y a darse cuenta que lo más grave que le está ocurriendo en tener que quedarse en casa. Que hay muchas personas que están pasando peores momentos y en una situación más desesperada.

Por supuesto que habrá momentos de desespero, tristeza, impaciencia y confusión.  Se está atravesando una crisis muy difícil y es normal que el llanto y la rabia aparezcan. Son momentos que se deben respetar y también merecen su espacio. Pero hay que estar claro que es una actitud que debe ser pasajera.

El dolor hay que superarlo y los niños lo deben aprender. Hacerles entender que su familia es un apoyo que siempre estará para ellos. Que son momentos difíciles que se superarán.

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Lidiar con los más pequeños

Los niños y más jóvenes no tienen la fortaleza de los mayores para afrontar situaciones como la actual. Son más sensibles y los afecta de diferentes formas. Son todavía ingenuos y más vulnerables. Sin embargo, es importante explicarles la situación para que desarrollen virtudes como la resiliencia. La cual les hará más fuertes y podrán manejar mejor los problemas cuando sean adultos.

Así lo explica el médico y psicoterapeuta Alexander Lowen, “Tenemos que decirles la verdad, que existen virus, que a veces mutan y pasan cosas como esta. Pero subrayando que no es el fin, sino que debemos tomar precauciones y quedarnos en casa. Para poder salir todos juntos de esta situación”.

Es conveniente ser flexibles y permitirles hacer un mayor uso de las redes y juegos electrónicos. Poniendo igualmente límites e invitándolos a participar en juegos y conversaciones familiares. Hablar de proyectos futuros y la forma de alcanzarlos. Así como recordar gratos momentos, viajes y experiencias. Es el momento de fortalecer la comunicación familiar.

Anímelos a hablar sobre lo que le gusta a cada miembro de la familia, qué les hace feliz y qué les disgusta. Recordar a los buenos amigos y contar anécdotas de momentos felices. Es decir, aprovechar de esta crisis las lecciones que está dejando, para mejorar la vida en el planeta.

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