2 millones de personas temen perder su vivienda

Antes de la crisis económica, prácticamente la pobreza se definía en función del empleo. Quien no tenía trabajo ni rentas era pobre, quien lo tenía, se libraba de ello. Ahora todo es más complicado. Hay personas con empleo pero que no llegan a fin de mes. Cobran un sueldo, pero están en el límite, con ingresos precarios. Están integrados pero al límite de la exclusión.

Si ocurre algún imprevisto, ya se pasan al otro lado. En estas tristes circunstancias hay seis millones de personas en España. Lo que significa el 13% de la población. Quienes se suman a los 8,6 millones de individuos ya excluidos.

Ahora no es el empleo el factor que condiciona la pobreza, Un ciudadano con trabajo puede cambiar rápidamente de estatus con una simple subida del alquiler. En consecuencia, más de dos millones de personas viven en España con el miedo a perder su casa.

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En España la pobreza evoluciona y adopta formas distintas, tal y como refleja el VIII Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social en España. Fue elaborado por la Fundación de Estudios Sociales y de Sociología Aplicada (Foessa). Y presentado por Cáritas Española.

Se han recuperado los niveles previos a la crisis en el caso de la integración plena, alcanzando cifras superiores al 48% e igualando la situación de 2007.

La mitad de la población disfruta de integración plena y no se encuentra afectada por ningún rasgo de vulnerabilidad. Aumentando en el último lustro del 34% al 48%, lo que significa una mejora del 42%.

Sin embargo, en los que menos poseen, no se ha avanzado, representado por 8,6 millones de personas que se encuentran en el espacio de la exclusión social. Ello equivale al 18,4% de la población. Lo que indica 1,2 millones más que en 2007, cuando  la cifra se situaba en el 16%. Aunque también bajo en los últimos años ya que en 2013 se registró un pico del 25%.

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El estudio de Caritas

El estudio de Cáritas utiliza el concepto de exclusión social y une a personas que se alejan de la normal participación social. No miden sólo la pobreza en términos económicos, de renta o de empleo, sino también en función de la falta de vivienda, la salud, la educación, los lazos sociales, las relaciones afectivas o la participación política. Así, consideran hasta 35 indicadores.

Cabe destacar que dentro de esa exclusión hay un tramo más concreto de exclusión severa, que afecta a 4,1 millones de personas (el 8,8%). Ahí se ha producido un aumento del 40% respecto a hace diez años. Los pobres son más pobres y más numerosos aún. De esos 4,1 millones, hay 1,8 en una situación límite, «casi sin posibilidad de retorno». Tres veces más que en 2007.

 Según el informe, Cáritas detecta que casi el 9% de la población española dejó de comprar medicinas por problemas económicos. Mientras que el 15% no va al dentista porque no puede pagar el costo.

En este sentido, Raúl Flores, secretario técnico de la Fundación Foessa afirma, » Las condiciones de vida hoy son peores que las de hace 10 años, la situación mejora respecto a 2013. Pero no alcanza los estándares de 2007″.

El 14% de los trabajadores a pesar de tener un empleo y estar en nómina,  está en exclusión social. Por ejemplo, alertando que a pesar del esfuerzo no se logra seguir adelante,  una mujer necesita trabajar 1,5 horas más al día para ganar lo mismo que un hombre. En el caso de las mujeres inmigrantes, son dos horas extra.

Guillermo Fernández coordinador del trabajo, advierte que estas personas, llamadas por Cáritas «población insegura», son carne del populismo y del malestar. «Expresan su descontento de forma airada». Sienten que los políticos les dan la espalda y se niegan a ayudarles.

Esas bases más débiles de integración social se reflejan, en un mapa autonómico desigual. Canarias por ejemplo es la comunidad con mayor porcentaje de población en exclusión social (el 29%). Es  seguida de Extremadura (el 23%) y Baleares (el 21,5%). Ya no es la clásica diferencia entre el norte y el sur; ahora se incorpora un eje longitudinal oeste-este que ya se observó en 2013.

Son distintas formas de salir de la crisis, en donde Castilla-La Mancha, «una comunidad autónoma tradicionalmente alineada en el eje sur, se ubica ahora más cerca de una situación intermedia».

Buena parte de los resultados  es a causa del elevado precio de la vivienda

El informe constata que «la vivienda es un motor elemental de la desigualdad y un factor clave en las dinámicas de exclusión social». «Una vivienda digna se está convirtiendo en un derecho humano inaccesible».

En estos últimos diez años, el esfuerzo económico de los hogares españoles para pagar la renta ha crecido en forma sostenida. Hasta situarse entre los más elevados de Europa.  En dos años el alquiler subió un 30%.

Disponer de una vivienda en condiciones y desarrollar un trabajo digno y remunerado son los dos pilares básicos para ser protagonistas en la sociedad. Sin embargo, el modo de salir de la Gran Recesión ha cuajado en vivienda inaccesible y empleos insuficientes. Los ingresos son escasos y el trabajo precario.

Tal como reflexiona Antonio Izquierdo, catedrático de Sociología de la Universidad de La Coruña y uno de los autores del informe. El precio de una vivienda y el coste de los alquileres son excesivamente altos. Los jóvenes no se pueden emancipar. Es una aspiración casi inaccesible. Por otra parte, los mayores también se las ven en apuros. Es una carga difícil de mantener.

Explica, con números, que el 60% de la población vulnerable es afectada por la exclusión residencial. Así mismo, un 56% está excluido por la falta de empleo. También añade, «…y más cuánto mayor es su nivel de carencias vitales, de modo que los ciudadanos que viven en situación de exclusión severa aún notan más la inaccesibilidad de la vivienda (69%) que la del empleo (61%)».

Además las personas que acceden al alquiler son, las que son más vulnerables. Un tercio de los hogares de los dos quintiles más bajos de ingresos, así como más del 40% de los que sufren exclusión, viven en alquiler. Uno de cada 10 hogares presenta dificultad para afrontar el costo de la vivienda. Los cargos de la vivienda son excesivos para ellos.

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